11/4/16

Crónica: El Trueque Literario

Intercambio de libros para leer
Trueque Literario

Mi cita es a las 11.30 a.m en la Universidad Eafit. Llego puntual y con emoción contenida. Es mi tercera vez en el trueque literario y mis expectativas son altas.

Entro al evento y veo poca gente. No me sorprende. Es aún muy temprano. Las cosas se empezarán a mover un poco más tarde.

Aun así, no puedo evitar notar grupos de personas que ya han conseguido algunos tesoros. Hay un conjunto de muchachos que, sentados en unos mullidos sofás, leen las sinopsis de algunos libros que me gustaría tener en mi poder. Doy un par de vueltas alrededor de los estantes con la esperanza de conseguir alguna copia, pero mis primeros intentos son infructuosos.

Sin libros y sin sillas disponibles – a ese punto mi espalda me estaba matando por todos los libros que quería cambiar -, sigo dando vueltas y vueltas con la esperanza de que alguien deje alguna joya literaria. Ya saben lo que dicen: la basura de unos es el tesoro de otros.

Pero pasa una hora y no logro mi objetivo; en cambio, dirijo mi ira hacia un par de ancianas que, con las piernas estiradas en una mesa, acaparan una veintena de libros que al parecer no se van a llevar. De hecho, las escucho decir: “Deberíamos juntar otra mesa y así coger más libros”.

En ese momento, como “buen Millennial”, respiró profundamente y pienso: “#LlenodeOdio”.

Libros para leer y cambiarCorre otra hora y me siento frustrado. En mis manos tengo el pequeño libro de un autor colombiano que no conocía. Es lo único que me salva de tener las manos vacías. Es mi primera adquisición y quiero llevármela a casa. Decido registrarlo e irme almorzar. Con un poco de suerte las viejitas se abran ido y los sofás cómodos estarán disponibles.

Vuelvo a las 2 p.m y el panorama ha cambiado radicalmente. Hay mucha más gente, pero no hay señal ni de las ancianas acaparadoras ni de los lectores de sinopsis. Justo cuando entro, veo que hay un grupo de adolescentes aglomerados en una de las estanterías. Comprendo de inmediato la razón: están sacando nuevos libros.

Emocionado me acercó con la certeza de alguien que espera llevarse sin ningún problema varias obras literarias. Sin embargo, y a diferencia de los años anteriores, me encuentro rodeado de una horda enardecida de fanáticos que harán lo que sea para llevarse consigo las últimas novelas juveniles.

Como aves de rapiña, yo incluido – sin embargo, puedo decir con honestidad que no empujé ni peleé con nadie -, seguimos a los encargados de poner los nuevos libros en las estanterías. En más de una ocasión visualizó una novela que me interesa y que desaparece de mi vista por las manos pequeñas y ligeras de alguna chica obsesionada con la saga.  

Me preocupa saber que comparto muchos de mis intereses literarios con aquellos grupos de jóvenes entusiastas. No voy ni por los nuevos libros de los youtubers ni por la última historia imposible de amor adolescente – y aquí debo hacer la aclaración de que no es porque desdeñe esa literatura; solo no hace parte de mis preferencias personales -, pero sí comparto con ellos el amor por la fantasía y la curiosidad por los últimos libros de misterio.

El fanatismo por un libro puede llevar a cometer locurasAl final, con ayuda de varios golpes de suerte, lo cual incluye ser el primero en ver el libro que andaba buscando por años – los presentes pueden dar fe de que al tenerlo en mis manos grité “¡Sí!” varias veces y me reí como un villano -, y el apoyo de amigos, termino el trueque con varios libros en mi poder entre los cuales puedo mencionar “Matar a un Ruiseñor” y la saga completa de Dolores Redondo.  

Satisfecho regreso a casa mientras recuerdo a la gente que empujaba, a la chica que paró a un organizador y le gritó a todo pulmón: “¡Entrégueme ese libro!”, a las viejas acaparadoras y a la cantidad de emociones que puede despertar un simple trueque literario.


Y es que el fanatismo es una cuestión seria en todos los ámbitos de la vida. Yo estoy feliz con mis nuevas adquisiciones, pero ¿quién podría creer que un intercambio inocente de libros puede ser tan peligroso como el último pogo de un concierto de Ska? 


Si les gustó este intento de crónica, dejenmelo saber en los comentarios. Todos sus opiniones son bienvenidas. No se olviden de seguirme en mi  página oficial de Facebook de Tinta y Torres de Libros.

No hay comentarios: