Via Goodreads |
Título Original: Fahrenheit
451
Autor: Ray Bradbury
Sello Editorial: Minotauro
Páginas: 224
Año: 1953
Fahrenheit 451: la temperatura a la que el papel se enciende
y arde.
Guy Montag es un bombero y el trabajo de un bombero es
quemar libros, que están prohibidos porque son causa de discordia y
sufrimiento. El Sabueso Mecánico del Departamento de Incendios, armado con una
letal inyección hipodérmica, escoltado por helicópteros, está preparado para
rastrear a los disidentes que aún conservan y leen libros.
Como 1984, de George Orwell, como Un mundo feliz, de Aldous
Huxley, Fahrenheit 451 describe una civilización occidental esclavizada por los
medios, los tranquilizantes y el conformismo.
Las novelas distópicas –
aclarando que no me refiero a los novelas juveniles de los últimos años como Divergente, Maze Runner y Los Juegos del
Hambre – cobraron protagonismo entre los años 80s y 90s cuando existía
cierto aire de depresión acerca del futuro. Fahrenheit
451, al igual que 1984 o Un Mundo feliz, hablan de un futuro en el
cual la humanidad se ve abrumada por la tecnología y pierde lentamente todo lo
que los caracteriza como seres pensantes.
A pesar de tener cierta
relación de amor y odio con esta clase de literatura, me gustaría decir que Fahrenheit 451 es una maravillosa
expresión del género distópico; sin embargo, si debo resumir en pocas palabras
este libro, tendría que decir que es un ensayo con ínfulas de cuento.
Ray Bradburry |
Acepto que Bradburry es
capaz de transmitir el sentimiento de desesperanza que inunda al personaje después
de despertar de la pesadilla en la que se ha convertido el mundo.
A través del protagonista podemos ver una sociedad sin sentido en la cual el conocimiento es castigado y el confort de no pensar marca el camino de las masas. La premisa de un mundo sin libros es tan fascinante como alarmante. Lentamente vemos como sus predicciones se convierten en una realidad… y eso asusta.
A través del protagonista podemos ver una sociedad sin sentido en la cual el conocimiento es castigado y el confort de no pensar marca el camino de las masas. La premisa de un mundo sin libros es tan fascinante como alarmante. Lentamente vemos como sus predicciones se convierten en una realidad… y eso asusta.
Como ensayo, como
reflexión, el libro cumple su propósito, y por eso es un éxito: si después de
leer quedas pensativo, la obra cumplió su cometido. Aun así, reitero que el
estilo del autor no fue de mi agrado, su desarrollo de personajes me pareció
flojo, muchos de los diálogos me parecieron forzados y la narrativa es confusa.
Creo que mi conflicto
con este libro surge de compararlo, por ejemplo, con Ensayo Sobre la Ceguera de Saramago, que también expone una crítica
a partir de una metáfora que construye magistralmente: la premisa se conserva y
la historia marca un ritmo adecuado. En Fahrenheit
451 no encontré esto; aprecié el mensaje más no su portavoz.
En conclusión, creo que
es importante leer Fahrenheit 451 por
el mensaje que tiene - ¡ya saben! ¡A leer! -, pero se debe tener mucha
paciencia e intentar hacer un análisis más profundo de todo lo que ocurre;
existe la posibilidad de que no lo haya entendido completamente.
Lo mejor:
La desesperanza que se
logra exponer a través de los discursos del jefe de los bomberos. El aire
depresivo se logra construir con éxito.
Lo peor:
La narrativa se pierde
en varias ocasiones y el uso de pensamientos reiterativos llega a ser excesivo.
Puntuación:
Con un
puntaje real de 3.5 Estrellas
¿Les gustó esta reseña?,
¿Después de leerla quieren leer el libro? Todas las opiniones son bien
recibidas en los comentarios.
Posdata:
Una versión
cinematográfica del libro se estrenó en 1966. El tráiler – que cuenta toda la
película – puede verse aquí:
“No tienes que quemar libros para destruir una
cultura. Solo hace falta que la gente deje de leerlos.”
Ray
Bradburry
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