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| Cena |
La respuesta es bastante
simple: porque no sé cocinar.
Ha habido ocasiones en las
cuales personas me han preguntado, e incluso yo me he preguntado a mí mismo,
por qué decidí abrir un blog de reseñas literarias. Si colocas en Google “Blog de reseñas de libros”, te
saldrán cientos de opciones, por no decir miles. Mi blog, como una luz
parpadeante en el extenso universo, no resalta y tan solo convive con todos las
demás.
Entonces la pregunta es: ¿por qué
abrir un blog de libros?; y es muy buena pregunta. Hubiera podido no escatimar
en esfuerzos para hacer un blog de “ciencia loca con cinta adhesiva y engrudo
especial” o uno de “trucos para depilarse las cejas con palillos de dientes y
salsa de tomate”; sin embargo, después de meditarlo mucho, y decidir descartar
mi blog de cocina, decidí hacer un blog de libros porque era lo que quería
hacer.
Y no quería hacer un blog
pretencioso, no quise contratar a un programador para hacerlo lo más bonito
posible; al contrario, a pasos de bebé, empecé a construirlo con mis propias
manos, con mis propios códigos sacados de “Programación para Dummies”…, con mis propias reseñas; y este
último punto es tal vez el más fuerte de todos: si alguien me preguntara qué
hace diferente a mi blog, respondería con toda sencillez que su diferencia
recae en que es mío, las reseñas que aparecen en él son propias y no se pueden
encontrar en ningún otro lugar.
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| Biblioteca |
Tal vez parezca banal, pero es
el punto de todo el asunto. Internet es un mundo peligroso y lleno de
oportunidades, en la web todos pueden encontrar una voz – que sea algo bueno o
malo lo conservo para discutir en otra entrada -, tan solo es necesario usar
las herramientas que están a tú disposición.
Mi blog no promete nada más de
lo que muestra su página principal y con eso soy feliz. A pesar de creer que un
blog de tips de cocina a base de fósforos podría ser un éxito, estoy madurando
un blog del cual me siento orgulloso…
Y eso es lo más importante.
Y mientras sigo caminando, imbuido
por las acertadas frases de mi acompañante, veo mi camino con desafío, alegría
y curiosidad. 
“Yo lo siento, mi amigo”, me
escuchó diciendo, “, pero no lo entiendo.”
Y entonces nuestras ansias se
desbordan e intentamos fusionarnos; tratamos de que el calor que desprenden
estos cuerpos nos devore. Buscamos transmitir con acciones lo que las palabras a
veces no logran expresar. 
